Quiero compartir con vosotros un artículo publicado en "La Vanguardia" de Lluís Amiguet donde entrevista a Yaacov Hecht, pedagogo disléxico que preconiza la educación a medida.
Vale la pena reflexionar sobre él:
El artículo dice lo siguiente:
Tengo 53 años y para aprender tuve que dejar la
escuela. Me cuesta leer y escribir, pero asesoro a gobiernos en
educación. Mi país, Israel, es malo en PISA y ojalá sea peor, porque es
un test uniformizador que educa para el pasado. Y la mejor política es
formarnos para el futuro.
Hay otros asesores de gobiernos a los que les
cuesta escribir, pero ninguno lo confiesa con la desarmante sinceridad de Yaacov
Hecht. Y, sin embargo, ha sido uno de los entrevistados más brillantes de La
Contra junto con sir Ken Robinson y Howard Gardner. Tres pioneros en educar
inteligencias múltiples para la sociedad del conocimiento en red. Los tres han
superado la vieja pirámide educativa de células huecas que transmiten
conocimiento de arriba abajo sin generarlo dándose codazos por ascender. Han
demostrado que cada niño es único y educarlo es ayudarlo a descubrirse y
realizarse para integrarse en una sociedad de iguales que ya no necesita
mediocres obedientes.
De dónde es
usted?
De Israel, de Hadera…
¿Me lo deletrea para evitar errores al escribirlo?De Israel, de Hadera…
Pues mire, no sé deletrearlo.
¿No sabe deletrearlo y es profesor?
Hablo y escribo mal. Y peor aún en inglés.
Tranquilo, aquí pocos lo hablan.
Soy el que peor habla inglés de los asesores del Gobierno. Y de los peores en todo Israel.
Es el primer asesor de gobiernos que me confiesa que habla y escribe mal.
Pues no se fije en lo que hago mal y trate de aprender conmigo de lo que hago bien.
Aquí no asesoría usted a nadie, porque preocupan los malos resultados PISA.
Mi país, Israel, también los saca mediocres en ese test y ojalá los sacara todavía peores.
¡…!
Porque es un test uniformizador que fomenta una escuela que educa para el pasado.
Pues mide competencias en matemáticas o lectura. ¿Ya no servirán en el futuro?
La obsesión PISA lleva a los países a imponer un pensamiento único que educa a los niños para conformarse con ser parte mediocre de las masas sin empleo. Por eso, yo me alegro de que fracasemos en esos tests.
No sé si le sigo.
La escuela piramidal jerarquizada educaba para una sociedad de obreros y soldados obedientes con unas competencias básicas uniformes. El problema es que esa sociedad ya no existe y la nueva necesita otra escuela.
¿Qué propone?
Un día vino a verme al colegio una madre desesperada por las notas de su hijo. Suspendía en todo. Le prometí que hablaría con él.
¿Cuál era el problema?
Me hablaba de asignaturas, pero yo insistí en que me dijera qué le gustaba en la vida.
Está claro que estudiar no era.
Cada niño es un genio en algo si le ayudamos a serlo. Pero si formamos masas de mediocres, todos fracasamos. Yo fracasé, porque la escuela se centraba en lo que yo era malo para convertirme en otro mediocre y no en lo que yo era bueno para mejorarlo.
¿Qué le gustaba, al chico?
El windsurf.
Pues no sé si surfear da para vivir.
Le dije que hiciera windsurf muchos más días. Él respondió que surfearía sólo los días con buen viento y los demás vendría al cole.
Es más razonable.
Le pregunté qué debía aprender para ser windsurfista y razonó bien: geografía, cartografía, matemáticas para calcular vientos y velocidades, e inglés, la lengua surfera.
Un programa educativo completo.
Y Gal Fridman estudió y surfeó hasta ganar el primer -y único- oro olímpico de la historia de Israel. Como Sarit Hadad, a la que convencimos de que se dedicara más a cantar, y hoy es una de nuestras mejores voces.
La economía no funciona con medallas.
Israel tiene una economía de la innovación donde cada uno coopera en red con sus habilidades, porque la pirámide empresarial de células huecas, donde el conocimiento fluye a través de ellas de arriba abajo mientras ellas compiten por ascender sin aportar valor a la empresa, ya no genera riqueza.
Israel también tiene otros problemas.
La escuela democrática educaría a palestinos e israelíes para cooperar sin conflicto.
Necesitamos saberes básicos comunes.
¿Qué le piden hoy en una empresa puntera? Ni notas ni títulos: quieren que les diga qué sabe hacer y cómo lo ha aprendido; en qué es usted genial y qué hace mejor que nadie.
¿Por qué importa cómo he aprendido?
Porque revela si será usted capaz de seguir aprendiendo por su cuenta para estar siempre en vanguardia. Las empresas ya no son pirámides sino redes de células con conocimiento propio, que no compiten, sino que se comunican, cooperan y crean en línea.
Aquí aún nos falta para llegar a eso.
Pero PISA nos educa para el pasado de la escuela piramidal y no para el futuro de la innovación en red. No prepara para el autoempleo sino para el paro. Hoy cada niño tiene que llegar a desarrollar su talento único que le integrará en la red del conocimiento.
Corea y Finlandia sacan buenos resultados PISA y son economías florecientes.
Estuve en Corea asesorando al Gobierno sobre el suicidio escolar, su problema nacional. En Finlandia ya no educan masas. Lo que buscan es precisamente diversidad: originalidad en cada alumno, formar ciudadanos únicos como fineses y como personas.
¿Ya no necesitamos saberes comunes?
Educarse no es sentarse desde los 4 a los 25 años ante un profesor que te suelta el rollo.
Yo lo hice y he sobrevivido.
Esa educación conduce al paro; en cambio, la del talento forma para el autoempleo y la innovación y para colaborar así en red con otros ciudadanos singulares.
Aprender requiere disciplina, esfuerzo, sacrificio, paciencia, memorización…
¿Quiere usted ser un periodista más o ser único?
¿…?
Encuentre la cualidad que le hace diferente y cultívela. No compita con todos los periodistas en los mismos campos, porque es el camino a la medianía. Nuestra escuela democrática forma personas únicas
Artículo completo en http://www.lavanguardia.com/lacontra/20140203/54399840083/la-contra-yaacov-hecht.html
Juan Enciso Pizarro
Me gustó esta entrevista. Hecht tiene mucha razón. Me recuerda algunos libros que estaba leyendo que hablan de una nueva pedagogía: Pedagooogía 3000 de Noemi Paymal y los libros de Makoto Shichida. Insisto Hecht tiene razón todos somos genios si reconducimos nuestra educación a nuestras aptitudes innatas más que a las típicas de la educación tradicional.
ResponderEliminarGracias por tu comentario
ResponderEliminarNo puedo estar més de acuerdo con este hombre!!! Pero hace falta transmitir el mesaje no sólo a los gobiernos (que por supuestísimo) sinó también a las familias que siguen reclamando lo que ellos vivieron porque creen que es lo bueno. Es fantástico que se divulgue! Gracias.
ResponderEliminarSalud,
Genial. Leí tu entrada hace unos días y hoy, en clase, me ha venido a la cabeza a raíz de una situación que se ha dado con un alumno. Gracias por compartirla. Tenemos mucho trabajo por delante!
ResponderEliminarSalud,
Laia
Muchas gracias a ti Laia por tus comentarios, me hace ilusión que te haya ayudado este artículo
EliminarNo te desanimes en la busqueda de los genios que hay dentro de nuestros estudiantes
No sé si todos podríamos ser genios en algo, pero está claro que habría muchos más genios en el mundo, evolucionaríamos más y mejor, y quizá hasta seríamos todos más felices.
ResponderEliminarHelga
Acabo de leer el resumen de la entrevista. Me ha parecido muy interesante y esclarecedor porque pone en valor el potencial de las personas, sus inquietudes y aptitudes. Gracias
ResponderEliminarAcabo de leer el resumen del artículo y me ha parecido muy interesante y revelador porque pone en valor la originalidad y el desarrollo de las aptitudes personales como medio para triunfar, haciendo aquello que nos gusta.
ResponderEliminarMuchas gracias