lunes, 4 de febrero de 2013

¿Educación moderna?

Si queremos modernizar  la enseñanza no lo conseguiremos solamente llenando las aulas de ordenadores.

 Juan Enciso Pizarro

2 comentarios:

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  2. Después de casi cuatro años, la introducción de los notebooks, u otro tipo de tecnología, en las aulas de muchas escuelas no ha supuesto el cambio metodológico que de ello se esperaba. Pero, ¿qué cambio en la metodología se esperaba? La aparición de las competencias en la LOE marcaba el objetivo de las escuelas: lo importante ya no eran los contenidos, ni cómo se mostraban, sino lo que los alumnos podían hacer con ellos en situaciones diversas.
    ¿Y cómo la tecnología iba a ayudar a alcanzar este objetivo? Se decía por entonces que un ordenador (o ahora una tablet o un smartphone) ponía a disposición del alumno todo el conocimiento, superior al de un profesor, y que por tanto, podría generar su propio, aprender a aprender, y que el docente iba a ser el guía durante ese trayecto.
    Lamentablemente, tal y como constatan los centros de recursos, encargados de elaborar encuestas sobre este proceso, este cambio no se ha producido. Los ordenadores han servido para acceder a contenidos editoriales digitales, que solo han cambiado el formato y, si acaso, han introducido elementos audiovisuales. Las pizarras digitales se usan de manera tradicional, con la ventaja de que no ensucian. Las plataformas digitales, como moodle, se usan para hacer cuestionarios, los mismos que antes se hacían en papel, pero que se autocorrigen. Esto último podría suponer hasta un paso atrás en el aprendizaje de los alumnos, ya que se pasa a evaluar solo el resultado final y no el proceso.
    ¿Qué ha fallado?
    La administración dio libertad a los centros para acogerse o no a esta iniciativa, aunque sin ofrecer una formación adecuada, tanto a profesores como a equipos directivos. Las escuelas, temerosas de quedarse atrás en cuanto a las nuevas tecnologías, se adhirieron, también sin tener claro como iba a afectar este a su proyecto educativo. Algunos profesores vieron la posibilidad de mejorar su actividad gracias a la tecnología y realizaron cursos de formación para crear o buscar contenidos digitales, cursos que aparecieron por todas partes de la noche a la mañana. Otros, más incrédulos, prefirieron no seguir esta senda y continuar con sus prácticas habituales.
    ¿Cuál hubiera sido el camino a seguir?
    Los equipos directivos de las escuelas, en muchos casos unipersonales, deberían haber tenido claro que lo mejor
    hubiera sido establecer un plan estratégico a medio plazo, en el que la formación ocupara el eje central. Pero una formación no solo centrada en la búsqueda o creación de contenidos digitales, sino, más importante, en nuevas metodologías, trabajo colaborativo, procesos de investigación, etc. Es decir, un proyecto como este no tiene como fin el uso de la tecnología, sino el aprovechamiento de estas en una nueva manera de hacer las cosas en el aula, en beneficio del aprendizaje del alumno. Este plan debería ser expuesto al claustro y trabajado por todos los profesores para que sea viable su puesta en marcha y, por supuesto, ser evaluado periódicamente para constatar que se lleva a cabo.
    Las coordinaciones de nivel, pedagógicas, de departamento o de seminario, serían los encargados de llevar al plan hasta las programaciones de aula, aplicando la formación recibida, compartiendo experiencias y adoptando aquellas prácticas que se consideren que aportan más beneficios para el objetivo perseguido.
    Los profesores tendrían el papel fundamental, ya que serían los encargados de llevar al aula el producto final, evaluar su aplicación y proponiendo las modificaciones pertinentes.
    Sin una estructura como la que he presentado, cualquier proyecto que se intente implantar en las aulas no tendrá éxito, ya que serán unos pocos los que lo lleven a cabo, agotando sus energías, además de suponer un esfuerzo económico, tanto para la escuela como para las familias.
    Y lo peor de todo, los alumnos, para los que el tiempo no se detiene, habrán perdido una excelente oportunidad de mejorar en su formación.

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