martes, 14 de mayo de 2013

En clase me aburro

Hoy quiero compartir con vosotros los pensamientos de un alumno "que se aburre en clase":




¿Por qué en lugar de darnos pastillas no intentan motivarnos?

Reflexionemos sobre ello.

Juan Enciso Pizarro

4 comentarios:

  1. No hace falta tener el TDAH para aburrirse en clase. Son pocas las aulas adaptadas a las características específicas de los niños y que consigan evitar el sopor dominante...

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  2. La mayoría de TDAH son inventados, no hay ningún problema en el niño, el problema hay que buscarlo fuera, en el sistema educativo. Hay que dejarse de una vez de echar la cupa de todo a los alumnos, dejar de protegernos unos a otros de la verdad. Hay que cambiar de forma radical, hay que currárselo más para llegarles dentro y que encuentren por sí mismos la motivación

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  3. Excelente espacio!!!
    Gracias por compartir (Y)

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  4. Elías Lorenzo Baz3 de junio de 2013, 11:11

    Concuerdo con Anónimo en que en la mayoría de los casos, el problema no está en los alumnos sino en un sistema educativo que continúa perpetuando las tradiciones educativas que ya tenían nuestros abuelos en lugar de buscar nuevos métodos de enseñanza más activos que den pie a una mayor motivación del alumnado.
    Como cada asignatura ya es, de por sí, diferente, tales métodos deberían estar adaptados, como base, a la asignatura en sí misma. Luego, dependerá de los medios y la imaginación del maestro o profesor.
    Uno de los mayores fallos de este sistema educativo es que se sigue manteniendo, en muchos casos, el método de clase magistral en lugar de optar por un método mucho más socrático, es decir, más participativo por parte de los alumnos. Eso debería cambiar, porque un entorno más participativo motiva al alumno a estar más atento a la materia que se imparta, y con una mayor atención, ya obtendrá mayores conocimientos sobre la misma.
    Por otra parte, las nuevas tecnologías pueden ser una herramienta primordial para motivar a un alumno, ya que, como sucede con los medios de comunicación, la enseñanza también debe competir con las cada vez más espectaculares formas de entretenimiento que se continúan desarrollando y que bombardean los sentidos de los alumnos. Por lo tanto, no hay que temer a las nuevas tecnologías sino que se debería colaborar con gente especializada en éstas para desarrollar herramientas educativas tecnológicas que estimulen del mismo modo a los alumnos. Claro está en que el mayor impedimento para esto, obviamente, es la necesidad de fondos para que los centros puedan desarrollar e implementar estas herramientas en sí mismos.
    Pero pese a los obstáculos que habría que sortear, el profesorado debería tener claro que, en una época de hiperestimulación sensorial siempre creciente, hay que buscar el modo de mantener la estimulación apropiada en el alumnado de modo que no pierda interés en lo que está haciendo en la clase, y eso sólo se conseguirá si se emplean los medios apropiados para seguir bombardeando sensorialmente a este último con el fin de que aprenda y tenga más curiosidad sobre la materia que esté siendo impartida.

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