martes, 26 de marzo de 2013

Policía de instituto

En los centros de enseñanza secundaria convivimos con los conflictos entre los alumnos, entre profesores y alumnos y entre escuela y familias.

La sociedad en la que vivimos, la idea de las familias de pensar que los centros educativos somos guarderías y la falta de valores y del sentido de la autoridad en muchos jóvenes lleva a conflictos en el día a día que consumen el tiempo y la energía de los tutores y los equipos directivos.

En  La Vanguardia se ha publicado un artículo titulado: "Esplugues ensaya el policía de instituto" donde se explica la idea que se ha puesto en marcha en este municipio para ayudar a los institutos de secundaria.
Iniciativa que vale la pena conocer y que se podría aplicar en otros municipios.

El artículo dice :

Peleas entre adolescentes: que si tú le has hecho no sé qué a mi primo y te vas a enterar o que si tú eres eso o lo otro. Hacer la vida imposible a un compañero un día sí y el otro también. Las amenazas a profesores y las agresiones verbales o físicas. Los pequeños trapicheos de drogas, los hurtos a otros compañeros... Son hechos lamentables que se dan, o que se pueden dar, en cualquier centro escolar, cualquier día, en cualquier lugar. Incidentes ante los cuales los profesores, mediadores y alumnos se encuentran muchas veces solos. No en Esplugues de Llobregat, no. Allí se ha probado, y con éxito, una figura nueva: el agente tutor, un policía local que ha pasado a formar parte de la comunidad educativa. Es el agente 407, pero todo el mundo lo conoce como el Manel.

Esplugues decidió en el año 2009 que un policía de la ciudad, con mano izquierda y resolutivo, tenía que integrarse en los centros escolares de la ciudad, principalmente en los de secundaria, en las escuelas públicas, pero, si era necesario, también en las privadas. ¿Por qué? Entre otras cosas -aunque es lo que menos dice el Ayuntamiento- porque refuerza la autoridad del equipo docente. Los profesores ya no se sienten tan solos, ya no es sólo su palabra contra la de un alumno. Ahora es su palabra, pero también la de la autoridad.

"No es sólo un policía sancionador, pero lo bueno es que también puede sancionar. Los profesores se encuentran menos solos, pero también los menores, y detrás hay todo un equipo multidisciplinar. Es una pieza más que permite trabajar cualquier problema que se detecte desde todos los ámbitos posibles... Y se solucionan, ¡vaya si se solucionan!", apunta la alcaldesa de Esplugues, Pilar Díaz. Ella también era profesora, aunque procededente del mundo universitario.

Las escuelas de Esplugues de Llobregat no son especialmente conflictivas, si bien en algunos centros, como el Joanot Martorell, conviven alumnos de 35 nacionalidades. "Bandas no hay, o por lo menos no actúan dentro del centro. Dentro tienen que quitarse la gorra", explica Manel Muñoz, de 50 años y desde hace tres agente tutor además de cabo de la policía local.

Desde que existe esta singular figura, los pequeños problemas han ido desapareciendo. De tanto en tanto surge alguno, pero apagamos el fuego antes de que comience el incendio. "Hemos conseguido resolver el cien por cien de los problemas trabajando juntos, la policía, los colegios, el Ayuntamiento..., y eso quiere decir resolver conflictos que se dan dentro de las aulas pero que también se trasladan al resto de la ciudad", apunta Manel. Cada día, el agente tutor se desplaza a un centro escolar de la ciudad. Repite visita cada semana. También acude siempre que en alguno de los colegios se produce algún hecho que se escapa de la normalidad de la vida en las aulas. Los alumnos y, por supuesto, los profesores tienen el número de su móvil, su correo electrónico. Es para ellos un único referente, que, además, los conoce a todos. A Manel no sólo le suenan sus nombres, también sabe ponerles cara a todos ellos, da igual que sean estudiantes de secundaria o de bachillerato o profesores sustitutos de la clase de matemáticas.

"Curiosamente, la forma en la que más se ponen en contacto conmigo es a través de los buzones que hay en cada una de las escuelas", señala este veterano policía con larga experiencia profesional y diplomado en Criminología. Y cuando tiene que ponerse serio, se pone serio. "Yo soy policía, yo sí que puedo ir a casa de los padres de los muchachos. Yo puedo solucionar los problemas que se dan entre los estudiantes de un centro y de otro diferente. Y si es necesario, se puede iniciar un proceso penal", apunta.

Aunque eso sí, normalmente, Manel Muñoz va de buenas. En definitiva, de lo que se trata es de que los chavales vean en el policía a alguien en quien confiar. "El 99% son muy buena gente. Casi todos los conflictos se solucionan hablando. Lo malo es ese 1%", añade.

"Hola, Maite. ¿Qué tal todo?", pregunta el policía de colegio a la mediadora del IES La Mallola. Es la hora del patio y toca seguir haciendo la ronda. El lunes, IES La Mallola. El martes, colegio Utmar. El miércoles, IES Joanot Martorell. El jueves, el instituto Severo Ochoa. El viernes, el centro de estudios Isoveri. Esa es su agenda, que va variando en función de las necesidades de cada centro, de los profesores y de los estudiantes. Y si hay que prestar asesoramiento en el instituto concertado Nazareth por una pelea entre hermanas, se hace. Y también si es necesario intervenir, a requerimiento del centro, por unos pequeños hurtos en el colegio Alemán.

Arcadi, el director de La Mallola, sonríe a uno de los estudiantes que pasan por su lado a la hora del recreo. Es uno de esos docentes vocacionales que llevan toda la vida dedicándose a formar a las jóvenes generaciones y a sus 62 años derrocha energía. "Cuando un adolescente se rompe, es muy difícil recuperarlo", sentencia el profesor mientras dirige una mirada al cabo de la policía local, que habla con algunos de sus estudiantes mientras se comen el bocadillo. Manel, de hecho, fue alumno suyo en otro instituto de la ciudad, el Joanot Martorell. "Todo lo que se pueda hacer de forma preventiva, para evitar que ese adolescente se rompa, tenemos que hacerlo", añade el veterano director de instituto.

Se acaba el patio. El agente se coloca en un lugar muy visible, para que le vean bien todos los alumnos y para saludarlos. Si alguno de ellos tiene algún problema -ya sea dentro de las aulas o en la calle-, este suele ser el momento para decírselo.

"Una vez nos llamaron de una escuela para explicarnos que el director había detectado que tres de sus alumnos iban a subir a otro instituto, al parecer para participar en una pelea. Nos movilizamos. Mandamos una patrulla y hablamos con los chicos de las dos escuelas. Problema solucionado: no hubo pelea y mediamos en las causas que podían haber originado el enfrentamiento", explica Manel.

En este tiempo, el policía ha afrontado todo tipo de situaciones. Por ejemplo, un caso de acoso escolar. "Hablamos con los padres y con los hijos. Quien les habla es un policía, que les explica las consecuencias de sus actos y que les dice que acompañará a los padres de la víctima a interponer una denuncia si el problema no se resuelve antes. Te escuchan de otra manera", explica Manel. Insiste en que, aunque él sea la parte visible del proyecto -y bien visible, porque desde un principio se decidió que las visitas a las escuelas tenía que realizarlas totalmente uniformado-, detrás de esta iniciativa están los servicios sociales del Ayuntamiento de Esplugues, la comunidad educativa en su conjunto, el resto de la policía, el área municipal de juventud... Hasta ahora, sólo un caso ha ido por vía penal. "Un chico organizó un robo de móviles a unas chicas cuando estaban en el gimnasio y luego las coaccionó para decir que se los había devuelto", recuerda el tutor. Se trataba de un menor de 16 años que, finalmente, fue expulsado. Sus compinches ahora lo aprueban todo, o casi todo. Por lo menos, lo intentan.

Dentro de su papel de agente tutor, Manel Muñoz ha organizado charlas, como la de una abogada que explicó sin tapujos a los chicos y las chicas la consecuencia de ser malo. O la de un psicólogo clínico que desgranó el "camino del éxito". También ha participado en otras muchas charlas delante de un auditorio y, sobre todo, en privado.

"Ese chico de allí -señala el policía- es un fenómeno. Iba a suspender todas las materias y le dijo al profesor que en un trimestre lo recuperaría y lo aprobaría todo. Había tenido unos problemillas en casa... Su profesor me llamó: 'Manel, tío, que lo ha aprobado todo'. Un poco introvertido, pero un fenómeno".
 

Juan Enciso Pizarro

1 comentario:

  1. No se necesita policía, lo que se necesita es EDUCACIÓN y autoridad. Parece que éste último término nos recuerde a tiempos pasados... la diferencia es que hay que reprender al alumno por no actuar debidamente no por pensar diferente.

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