miércoles, 11 de abril de 2012

Una Escuela inclusiva

Ayer volvimos a la normalidad en la Escuela.

Por la mañana al llegar nos reencontramos todos, los profes nos saludábamos, comentando como nos habían ido estos diás de vacaciones, los alumnos por los pasillos iban con cara de sueño, pensando "Qué vida más dura la del estudiante!".

Todavía no había sonado el timbre de la primera clase, yo estaba en mi pequeño despacho de Coordinador de Bachillerato cuando entraron dos alumnos muy contentos a saludarme, Monat, Chencho. Los dos me dieron un gran abrazo y me contaban  emocionados como habían pasado estos días.

Chencho y Monat tienen Síndrome de Down. Los dos cursan en la escuela un Ciclo Formativo de Grado Medio.

Recuerdo cuando hace dos cursos en septiembre la Directora del la Escuela nos explició que ese año se incorporaban a la escuela dos alumnos con Síndrome de Down para cursar un CFGM.

La verdad es que no sabíamos como actuar. Estos alumnos estan respaldados por un educador de la Fundación Talita que viene a ayudarnos en algunas horas y el restro de horas estan en clase normal, con su adaptación curricular correspondiente, pero relacionándose con sus compañeros como el resto de alumnos.

Yo no les doy clase, pero mi despacho está al lado del profesor de guardia y en seguida se hicieron amigos míos.

Con ellos he compartido muchos momentos muy bonitos este año y medio y me han aportado mucho más de lo que yo les puedo aportar a ellos, con lo único que hago, escucharles.

Ver la adaptación de alumnos con síndrome de Down en un centro educativo ordinario es una experiencia bonita y vale la pena.

Recuerdo la primera vez que Chencho me abrazó por el pasillo, que me dió vergüenza (delante de todos los alumnos), ahora cuando lo veo por el pasillo voy yo a abrazarlo.

Uno de los mejores días de este curso fue una mañana, yo estaba preparando una reunión muy concentrado y a mi lado estaba Chencho, esperando para entrar en clase, cuando me dijo "Juan ¿me quieres?"

En ese momento me di cuenta de que la educación es algo más que contenidos y procedimientos, es y debe ser educación emocional.

La clave de una buena enseñanza no es saber mucho de contenidos ni de nuevas tecnologías, ni pizarras digitales, todo eso no vale para nada si no  QUIERES AL ALUMNO.

Eso me lo han enseñado muchos alumnos a lo largo de mi carrera, pero principalmente Chencho, y Monat.

Gracias a la Fundación Talita  por su labor.

Una escuela inclusiva es posible.

Juan Enciso Pizarro
Educador y profesor de Física

4 comentarios:

  1. Muy cierto! Hay que querer al alumno y conocerlo para poder llegar a el. y tener un lazo mágico. entenderlo, comprenderlo y así saber y lograr lo que le pasa a cada niño.
    Muchas suerte en el concurso de edublogs! saludos

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    1. Gracias por tu comentario.

      Yo creo que la mejor pedagogía es la del amor al alumno. Esa no falla nunca.

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  2. Me encantó. actos tan simples pero que nos dan una gran enseñanza;yo creo que un buen clima efectivo es puerta de ingreso para todos los aprendizajes.

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    1. Gracias por tu comentario. Comparto contigo la importancia de lo que podríamos llamar la pedagogía del amor.

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